Definición
Un planeta de la clase Sulfuris es un cuerpo terrestre con una atmósfera muy densa dominada por dióxido de carbono (CO₂), que contiene nubes de dióxido de azufre (SO₂). Estos planetas se caracterizan por temperaturas superficiales extremas, un fuerte efecto invernadero y una dinámica geológica activa, que excluyen la presencia de cualquier vida conocida.
Atmósfera
La atmósfera de un planeta Sulfuris retiene calor debido a un intenso efecto invernadero. La alta concentración de CO₂ absorbe y retiene la radiación infrarroja emitida por la superficie, mientras que la alta presión atmosférica eleva las temperaturas superficiales a niveles suficientes para mantener algunos metales en estado fundido. Las condiciones permanecen estables a lo largo de escalas de tiempo geológicas.
Procesos químicos
Las nubes de dióxido de azufre contribuyen a la opacidad de la atmósfera y participan en ciclos químicos que incluyen precipitaciones de ácido sulfúrico. Estas interacciones crean un entorno corrosivo que modifica las rocas de la superficie e influye en los procesos atmosféricos.
Vulcanismo
Los planetas Sulfuris están asociados con una actividad volcánica intensa y persistente. El alto contenido de dióxido de azufre en la atmósfera sugiere que grandes erupciones renuevan constantemente la composición gaseosa. La superficie presenta calderas, flujos de lava recientes y fracturas, lo que indica una fuerte dinámica interna. Debido a la ausencia de agua líquida, faltan procesos erosivos clásicos, lo que resulta en relieves abruptos y vastas llanuras volcánicas.
Pasado
Las evidencias geológicas indican que los planetas Sulfuris pudieron haber albergado temporalmente agua superficial en el pasado. Esta agua se evaporó debido a la radiación estelar. El hidrógeno escapó al espacio, mientras que el oxígeno restante interactuó con los minerales de la corteza o permaneció en la atmósfera como compuestos estables.
Evolución
Los planetas Sulfuris muestran la evolución de un cuerpo terrestre sometido a un desequilibrio climático. Su densa atmósfera, superficie muy caliente y volcanismo activo proporcionan un marco natural para estudiar los efectos de un efecto invernadero descontrolado y las transformaciones a largo plazo de los entornos planetarios.